BIDIS, UN TRABAJO ESCLAVO EN EL PAÍS CON MÁS ESCLAVOS DEL MUNDOPublico.es 10/12/2013 Nueva Delhi
Texto: Víctor Martín y Elena del Estal Fotos: Elena del Estal Hacer a mano cerca de 1.000 bidis al día por unos míseros 30 céntimos de euro. Son las matemáticas que hacen millones de trabajadoras de India, fabricantes de estos cigarrillos de mala calidad muy comunes en esta región. Un trabajo esclavo en el país con más esclavos del mundo.
El tabaco de los pobres, así lo llaman. Los bidis son la solución barata para quienes fumar es al mismo tiempo un gusto y un lujo. Y en India, con más de 1.200 millones de habitantes (donde unos 400 millones viven bajo el umbral de la pobreza), hay suficiente mercado para hacer de ésta una industria rentable. De hecho, el 53% de los cigarrillos que se consumen en este país son bidis. Se calcula que en India hay unos seis millones y medio de bidi rollers (liadores de bidis), de los cuales el 90% son mujeres. Y es en el poco valor a su trabajo donde se entiende que una cajetilla valga sólo 10 rupias: las condiciones de esclavitud de las productoras abaratan todo el proceso. El modo de producción de los bidis es casero. Las trabajadoras no han de desplazarse a una fábrica, ni forman parte de ninguna cadena de montaje, sino que realizan el trabajo desde casa. A solas, sentadas en el suelo, rodeadas de bolsas de tabaco y con una bandeja de mimbre posada en su regazo como herramienta principal. Eso es todo lo que una bidi roller necesita. Para producir 1.000 bidis se requieren unos 250gr de tabaco y hasta 700gr de hoja seca de tendu, utilizada a modo de papel de liar. En un extremo, un hilo asegura que los filamentos de tabaco no se desparramen. Por la entrega de estos 1.000 cigarrillos liados, la trabajadora obtendrá 50 rupias (0,60 euros), pero el dinero que acaba embolsándose es bastante menor, pues el coste de las materias primas debe ser asumido por ella. Cero riesgos, todo beneficio para el empleador que, además, suele rechazar gran parte de los bidis producidos para no pagarlos. "Los trabajadores de esta industria son de los más explotados en términos de salario y horas trabajadas", explicaba Bhavna Mukhopadhayay, de la ONG Asociación Voluntaria de la Salud en India (VHAI, por sus siglas en inglés), durante la presentación de un estudio sobre la situación de estos trabajadores en el país. El informe, realizado en base a datos recogidos en Uttar Pradesh (estado del norte de la India donde se calcula hay 450.000 bidi rollers), advierte de que los trabajadores reciben entre 20 y 25 rupias (menos de 0,30 euros) por jornadas de más de 10 horas. Cantidad muy por debajo de la establecida por la Ley de Salario Mínimo de Uttar Pradesh que fija específicamente para la industria del bidi una retribución de 119,23 rupias diarias (1,42 euros). "Por lo general no se le da un valor económico al trabajo doméstico realizado por mujeres y los ingresos obtenidos de la fabricación de bidis se consideran como ingresos suplementarios, cuando en realidad, en la mayoría de las familias, suponen la principal entrada de dinero", añade Bhavna Mukhopadhayay. La tarea de enrollar bidis es, además, un trabajo que conlleva la ayuda del resto de la familia. Cuantos más bidis se líen, más altos serán los ingresos, por lo que todas las manos que haya en casa son necesarias. Esto incluye también las de los más pequeños, ya que los dedos de los niños son más ágiles y flexibles para la realización de tareas donde se requiere cierta habilidad manual. El gobierno estima que en el estado central de Madhya Pradesh, con un millón y medio de bidi rollers, uno de cada cuatro trabajadores es menor de 14 años. "Se presiona a los niños para que trabajen más de 14 horas diarias, sin descanso y sin vacaciones, y se les obliga, sobre todo a las niñas, a que abandonen el colegio para ayudar en casa", denunciaron desde VHAI el 14 de noviembre, con motivo del Día Internacional del Niño. De facto, se violan habitualmente dos normas históricas en la legislación india: la ley de 1986 que restringe el trabajo infantil y la ley de 1966 sobre productores de bidis, encargada de regular las condiciones de trabajo en este sector (horarios, ventilación de los espacios de trabajo, inspecciones periódicas, etc). La industria de los bidis es una de las más desorganizadas del país, lo que dificulta aún más la aplicación de las leyes. Los empresarios no siempre registran ni a todas sus empleadas ni su producción total, acabando gran parte de la misma en el mercado negro. "Es muy difícil de localizar y estimar el número de bidi rollers contratado por estos pequeños empresarios, de modo que los trabajadores se ven privados de los beneficios de las distintas leyes laborales" señala un informe de la Oficina General de Empleo. A la desprotección laboral hay que añadir los riesgos que supone para la salud. El bidi contiene más alquitrán, más monóxido de carbono y más nicotina que los cigarrillos clásicos. Un estudio del Ministerio de Trabajo concluyó que enfermedades como el asma bronquial y la tuberculosis son mayores entre los bidi rollers que entre cualquier otro grupo de población. La industria de los bidis es sólo una parte del drama que vive India. "La esclavitud está presente en el café, el cacao, los ordenadores, las alfombras, los teléfonos o los automóviles. Debemos reducir la demanda de productos contaminados por la esclavitud", declara a Público Terry FitzPatrick, de la organización internacional Free The Slaves. Sin embargo, no todo apunta a productos cotidianos que acaban en tiendas europeas. El mercado doméstico de India tiene su propia cuota, más allá de los bidis. "Miles de indios son esclavizados como sirvientes, prostitutas, artistas de circo o en fábricas de ladrillos para la construcción nacional", afirma FitzPatrick. Según el ranking anual de Walk Free Foundation, 13,9 millones de esclavos viven en el país de Gandhi, de los 29,6 millones que pueblan el mundo. "No es una anomalía que India tenga esa cifra; el 20% de la población india ha prosperado a costa del otro 80% que no tiene voz", asegura a este diario Anirban Kar, profesor de economía de la Universidad de Delhi. "El gobierno de India está desesperado por atraer inversión extranjera a cualquier precio" dice Kar. Pero, para ello, "las leyes laborales se han diluido significativamente, aumentando los trabajadores que no gozan de ninguna protección legal y de bienestar". Una desprotección que, si bien no siempre acaba en condiciones esclavas, ayuda a que así sea. Como también ayudan el sistema de castas establecido o las desigualdades de género. "Una de las razones clave para que India tenga un número extraordinario de esclavos es la discriminación generalizada contra los dalits (intocables) y las minorías en el país", explica Jakub Sobik, de Anti Slavery International, que atribuye a la sociedad india gran parte de la complicidad con la esclavitud. Aunque India tenga casi más esclavos que el resto de países del planeta juntos, este problema es universal. "En cada país del mundo hay esclavitud y ninguno está haciendo lo suficiente para acabar con ella", afirma Sobik. "Los ciudadanos deben exigir más a sus gobiernos y estos deben asegurarse de implementar las leyes correctamente para erradicarla", concluye. Mientras tanto, los bidis indios seguirán saliendo de las manos esclavas de mujeres y niños a un ritmo de 1.000 al día por unos míseros 30 céntimos de euro. http://www.publico.es/internacional/488049/bidis-un-trabajo-esclavo-en-el-pais-con-mas-esclavos-del-mundo |